Oda a mí, a mi cara cansada,
a mi pelo rebelde y garganta inflamadaque denota la guerra que por dentro me mata
que mutila mis ríos y corrompe sus aguas.
Oda a mí y a mi imagen afable,
aposento de soñadores y hambrientos zanates
que luchan sin tregua por el último pedazo
de soporte legítimo, de cimiento estable.
Oda a mí, a mi carácter de hielo,
derretido por bestias, criaturas sin miedo
disfrazadas de sombras y cariño sincero
que buscan lo suyo, su propio sendero.
Oda a mí y a lo que queda del todo
que alguna vez fue el centro de apoyo
de monstruos oscuros, fantasmas y miedos
cegados de orgullo, sin rumbo ni sueños.
Oda mí, a lo que queda en la nada,
a lo restos inertes de basura procesada
que en el fondo claman tu mano estrechada
pero nadie la mira, ya fue utilizada.