viernes, 23 de diciembre de 2011

Cuando el cerebro no te apoya.


Es chistoso, lo sé. Estudiar mucho para un certamen, llegar a la sala de clases y darte cuenta de un pequeño detalle: No tienes la menor idea de lo que el profesor está preguntando.


Eran las tres de la mañana y el sueño comenzaba su silencioso ataque en contra del intelecto. Los ojos se vuelven pesados y el cerebro confabula en contra de los meses de materia que por "falta de tiempo" se intentan meter a la fuerza dentro de la cabeza, pero ¡no!, la materia gris se resiste y ataca con recursos muy poderosos.

¡Oh!, qué bien nos fue en la disertación con la Profe Pepino, y ese Pancho que parecía director de coro: Arriba Billy, Abajo Billy..., Ni hablar del trabajo de metodología con la Karina, es una gran compañera, me rinde demasiado con ella.  ¡Changos!, tengo que terminar el regalo para mi amigo gringo... ¿ tengo madera?.  Hay que ir a la casa de Javier para navidad, ¿ por qué?, no tengo tiempo....

Eh.... son las cuatro de la mañana, ¡me falta más de la mitad aún!. Lo has hecho otra vez cerebro, usaste tu herramienta más poderosa: el deficit atencional. Juro que un día de estos...
                                                                                                      Ohh Brilla...




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