sábado, 22 de junio de 2013

Recuerdos nocturnos

Afirmado  con la espalda en la pared y el resto de su cuerpo resguardado en la comodidad de su cama, se dio cuenta de que no podía más. Se sentía presionado por la inmensidad de la oscuridad que cubría toda su habitación. No quería recordar; su orgullo no le permitía ver las cosas buenas del pasado. ¿De qué sirve recordar lo bueno cuando todo terminó mal?.

Se rindió, los recuerdos eran más grandes que su orgullo y recordó.... y recordó... un improvisado y poco afinado cumpleaños feliz en una sala de computación y a la vista de todo el mundo, un regalo de papas fritas  y golosinas, producto de las pocas monedas que tenían, un ósculo santo, motivado por la eterna gratitud; un llanto que explotó debido a los reiterados problemas en el paraíso y repetitivos  almuerzos compartidos que dejaron en el recuerdo esos buenos momentos de camaradería, en resumen, trajo al presente grandes memorias guardadas como grandes tesoros.

Su mente volvió al cuarto oscuro, con un trago amargo en la garganta. Le era muy difícil traer a la memoria lo bello, sin evitar el toque de ese amargo veneno que llegó para quedarse, que destruyó un castillo de años y redujo corazones a nada; ¡tanto veneno Dios! ¡Tanta amargura en el alma!... cómo es posible que un corazón podrido sea capaz de contaminar todo un ejercito; los mismos que pactaron la santidad del cumplimiento de la verdad se vieron consumidos por el poder de una lengua viperina, llenando sus labios de la sangre de otros. Santos que decidieron ser sucios vampiros desalmados, imagen y semejanza de la personificación de la amistosa adulación.

A lo lejos, misteriosos ladridos rompieron con el fluir de la memoria. Otra vez estaba en la inmensidad del cuarto oscuro, con el corazón latiendo en llamas y pensando en lo que perdió. No sabe si olvidar o perdonar, o siquiera si los dos términos van  a lo mismo. La solución era la misma siempre, cerrar los ojos y dejar que la noche surta su profundo efecto.

A la mañana siguiente, abrió sus ojos, y todo había terminado.